Lucas 2, 22-28

El año litúrgico es el desarrollo del misterio pascual y uno de los momentos importantes de la vida de Jesús es Su presentación en el Templo. Esta es una de las fiestas de más tradición y arraigo entre los cristianos católicos. Ya desde el siglo IV la Iglesia de Jerusalén celebraba éste hecho como fiesta y se hacía 40 días después de la Epifanía. Posteriormente, en el siglo VII en Roma se introduce ésta fiesta, uniéndola con la fiesta de las candelas, también 40 días después de Navidad, pero es hasta el siglo X que llega a occidente mezclada ahora con las fiestas de Nuestra Señora. En una revisión hecha en el calendario romano en el año 1969, ésta fiesta cambia su nombre pues lo correcto de acuerdo a la teología contenida en la Sagrada Escritura es “la Presentación del Señor”. Dada la importancia de la fiesta de María, el Misal Romano conserva en su texto la fiesta tanto de Cristo como de María, pero sin restar importancia a nuestra Santísima Madre, en la liturgia lo que recordamos y celebramos es  el Misterio de su Hijo, el Misterio Pascual de Cristo y por ésta razón es importante el conocer la razón por la cual José y María llevaron a Jesús a presentar al Templo de Jerusalén.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice en su artículo 529 que la presentación de Jesús en el Templo lo muestra como  el primogénito que pertenece al Señor. Es reconocido como el Mesías tan esperado, luz de las naciones y gloria de Israel. Esta es la razón más importante por la que celebramos como una fiesta éste acontecimiento, cuyos orígenes se remontan a la Ley contenida en Levítico 5, 7; 12,2-4.8; Exodo 13,2.11ss; 30,22 ss; Isaías40; 42,1; 52,10; Números 18, 15-16

El relato presentado por Lucas está dividido en tres secciones: 1.- la purificación de María y consagración de Jesús; 2.-  testimonio de Simeón; y 3.- la intervención de la profetisa Ana.

El libro del Levítico ordenaba la purificación de la madre a los 40 días del alumbramiento, mientras que el Exodo mandaba que todo primogénito fuera consagrado a Yahveh y en Números prescribía que fuera rescatado mediante cinco ciclos de plata. Esta presentación no era obligatoria, pero si toda la gente piadosa la observaba puntualmente y así eran José y María en todas las prescripciones de la Ley.

Lucas omite el detalle del rescate de Jesús ya que realza que es un Consagrado a Dios, un Santo de Dios, ha sido entregado y ofrecido como víctima al Señor desde los primeros días de su existencia y esto sucede en Jerusalén, en el Templo de Dios, centro del plan divino de salvación.