Constantemente escuchamos que la Iglesia está muy mal por una u otra persona, sea presbítero, religiosa, etc. Esto es un error grande, ya que la Iglesia no es un edificio, ni una autoridad política precisamente, sino todos los cristianos del mundo que hemos sido bautizados y entre ellos, se encuentran los cristianos consagrados, es decir, los sacerdotes o presbíteros y los laicos, pero encabezados por Cristo mismo. Cada uno tenemos un papel o un ministerio diferente y el desconocimiento del papel de los fieles cristianos laicos, es lo que nos hace fallar en nuestra misión y en consecuencia, inconformidad ….. pero te das cuenta de que si tu no conoces tu papel, no puedes desempeñarlo entonces y en consecuencia, tu y yo como Iglesia fallamos? No es el presbítero el que falla, sino la persona que conociendo o no su papel, no lo hace. Grave omisión es el no hacerlo conociendo cuál es, pero el conocer cuál es nuestro papel es un compromiso que adquirimos desde el momento en el que nacemos en la Iglesia.

                       Permíteme iniciar por comentarte que el Catecismo de la Iglesia Católica define al laico como todo cristiano que está incorporado a Cristo por el Bautismo, formando el Pueblo de Dios y que participa a su manera de las funciones de Cristo, Sacerdote, Profeta y Rey. Los laicos realizan, según su condición, la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el Mundo.

                       Pero ¿cuál es esa misión? Los laicos tenemos como vocación propia el buscar el Reino de Dios, ocupándonos de las realidades temporales y ordenándolas según Dios. Nos corresponde iluminar y ordenar éstas realidades a fin de que lleguen a ser según Cristo, una alabanza al Creador y Redentor.

                       Es absolutamente necesario que nos acerquemos, en cualquier etapa de tu vida, a descubrir cuál es esa misión, de qué manera podemos participar como laicos. Necesitamos descubrir e idear los medios para que la doctrina cristiana se impregne en la realidad del hombre en todo su entorno, es decir, en su vida política, social, económica. Podemos trabajar individualmente o en grupo, en asociaciones, con el objetivo de que el mensaje de salvación sea conocido por todos los hombres en toda la tierra, a través de acciones, de palabra, ejemplo, etc. Solo con nuestra participación, nuestros pastores podrán lograr en conjunto la plena eficacia de nuestra misión.                      

                       Los laicos debemos participar en una triple misión con Cristo, es decir, en la misión sacerdotal, profética y regia de Cristo. Qué es esto? Veamos cada una de éstas tres.

                       1.- Misión sacerdotal: Todas las obras, oraciones, tareas apostólicas,  la vida conyugal y familiar, el trabajo diario, el descanso espiritual y corporal, si se realizan en el Espíritu, aún las tribulaciones, se convierten en sacrificios espirituales y agradables a Dios por Jesucristo. De esta manera los laicos, como adoradores consagran el mundo mismo a Dios.

                       2.- Misión Profética: A través de los laicos Jesucristo realiza su función profética, haciéndonos sus testigos y dándonos el sentido de la fe y de la gracia de la Palabra. Cumplimos esta misión evangelizando con el anuncio de Cristo comunicado con el testimonio de la vida y de la palabra.

                       3.- Misión Regia: Cristo ha comunicado a sus discípulos el don de la libertad regia, para que vencieran en sí mismos, con la propia  renuncia y una vida santa, al reino del pecado. Debemos sanear las estructuras y condiciones del mundo, de tal forma que, si algunas costumbres incitan al pecado, todas ellas sean conformes con las normas de la justicia y favorezcan la práctica de las virtudes. Pudiendo participar en el ejercicio de la potestad de gobierno, es decir, en concilios particulares, sínodos diocesanos, consejos pastorales, tarea pastoral de una parroquia, como consejeros en los asuntos económicos, participando en los tribunales eclesiásticos, etc.

                       Ahora bien, conociendo un poco sobre la responsabilidad del laico, te invito a que te conviertas en un auténtico laico cristiano, asumiendo la responsabilidad que implica el ser bautizado.