Todos entendemos que María es la madre de Jesús, Dios la eligió para ser cuna de su Hijo, pero porqué o para qué? Qué papel juega María en el Misterio de Cristo? En el Misterio de la Encarnación? Y más aún…. En el Misterio de la Iglesia….
Es clara la veneración que le tenemos y debemos a la Madre de Dios y del Redentor, pero en la Cruz, Jesús la nombró como Madre de la Iglesia al pronunciar las palabras “Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa…” Jn 19, 26 b-27.
El acoger en la casa a una persona en la mentalidad judía, implicaba una adopción, entrar a su familia…. En éste momento María se convierte en la Madre de la Iglesia, verdaderamente es la Madre de los miembros de Cristo, porque colaboró con su amor a que nacieran en la Iglesia los creyentes. Jesús nace de la Virgen y hecho hombre, nos da parte en su divinidad. Es de esta manera que nosotros nacemos de nuestra madre en la Iglesia también. Este es el misterio de Navidad, cuando Cristo toma forma en nosotros. Nosotros nacemos en la Iglesia y María se convierte en nuestra Madre. En consecuencia, la unión de María con la Iglesia viene de su unión con Cristo. Dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el artículo 964 “…Esta unión de la Madre con el Hijo en la obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte…”
María en todo momento acompañó a su hijo y después de su Ascensión, de la misma manera y por las palabras dadas antes de su muerte en la cruz, María, ahora Madre de la Iglesia, acogida en la casa de Juan, acompañó a los discípulos y estuvo presente en los comienzos de la Iglesia con sus oraciones.
Terminada su misión en la tierra, es asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo y enaltecida por Dios como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los señores y vencedor del pecado y de la muerte. La Asunción de la Santísima Virgen, de acuerdo a lo que vemos en el Catecismo de la Iglesia Católica, constituye una participación única en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos.
Esta es la razón de ser para todos los cristianos el ejemplo más claro y vivo de lo que debe ser nuestro modelo de fe, obediencia, amor, caridad, esperanza. Es ella quien participó en la obra redentora de Jesucristo y por esto es modelo de gracia y es nuestro camino para restablecer al hombre en gracia. Al haber sido asunta, es decir, elevada al cielo en cuerpo y alma, continúa su misión en la economía de la gracia, en su misión salvadora, pero ahora siendo intercesora por excelencia, la primera y más grande intercesora para que podamos obtener los dones de la salvación eterna, es decir, se convierte con su Asunción en nuestra Abogada, Auxiliadora, Socorro y Mediadora.
Esta es la importancia de conocer su papel dentro de la obra redentora, de la Misión de Cristo…. Es honrada y venerada con un culto especial como Madre de Dios, bajo cuya protección nos acogemos todos los fieles por ser nuestra intercesora y Madre de la Iglesia.
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